UNA BELLA VASIJA DEL CALCOLÍTICO DE LA ARAÑA (MÁLAGA, ESPAÑA).
Desde que se inventó la cerámica en el Neolítico, los grupos humanos tenían ya recipientes cómodos y versátiles para almacenar, tanto productos líquidos como sólidos. Tenían también la posibilidad de preparar al fuego los primeros guisos caldosos, mezclando carne y vegetales, dando un gran paso la cocina de la Humanidad, que venía a unirse a los ancestrales asados. En la etapa siguiente, el Calcolítico, con la generalización de la agricultura, la vajilla se va haciendo más adaptada a los nuevos usos gastronómicos, posiblemente como consecuencia del uso de la harina en guisos tipo gachas. Aparecen los platos, y en general las vajillas van aumentando su anchura en relación a su altura. A pesar de esta tendencia, aún podemos encontrar recipientes que nos recuerdan a los cuencos, aunque cambiando en los aspectos decorativos y en los elementos sustentantes o asas.
Hoy queremos compartir uno de estos recipientes del Calcolítico, aparecido en La Araña, donde ya los cuatro mamelones no tienen una función sustentante, y son meramente decorativos, aunque su disposición en la vasija (contrapuestos dos a dos) recuerda la vieja organización del Neolítico. En fin, las costumbres y los modos ancestrales no desaparecen de la noche a la mañana.
Yacimientos Arqueológicos de La Araña.
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