domingo, 5 de agosto de 2018

LOS MENSAJES AÑADIDOS EN LOS OBJETOS ARQUEOLÓGICOS


LOS MENSAJES AÑADIDOS EN LOS OBJETOS ARQUEOLÓGICOS
Los objetos arqueológicos son piezas importantísimas para la reconstrucción del pasado de la Humanidad, y se tornan especialmente fundamentales en la Prehistoria, ese largo periodo que ocupa el 99,99 % de nuestro paso por el planeta Tierra. Tienen la fuerza que transmiten los objetos que utilizaron nuestros antepasados a través de los milenios. Por eso es tan importante hacer una lectura correcta de su contexto, naturaleza y morfología, que facilite la mejor interpretación posible para acercarnos a su significado real, y arrancarles el mensaje que guardan, como celosos testigos del pasado. A veces llegan a nosotros completos, y nos facilitan las cosas, y más a menudo rotos e incompletos, por lo que la reconstrucción es una tarea importante, para poder hacer una lectura correcta, y sacar el máximo jugo a la información que atesoran.  Otras veces están envueltos en duras concreciones sedimentarias o de espeleotemas, que es necesario eliminar, para poder ver con claridad el objeto que aprisionan.  En esta labor de limpieza es donde se suelen cometer los mayores errores, a la hora del tratamiento de los objetos arqueológicos ¡Cuidado con pasarse en la limpieza y en la reconstrucción! No se trata de dejar el objeto como nuevo, ni inventarnos nada en el intento de reconstruirle. Los objetos tienen además un plus que les da mayor valor a la hora de estudiarlos. Coloraciones, pátinas, adherencias, carbonataciones, huellas erosivas, etc., son aspectos que nos aportan datos, insinuando antigüedades, los sedimentos en que han estado sumergidos, o los vaivenes que la erosión o el medioambiente han dejado en el objeto. Son los mensajes añadidos que pueden observarse en los restos que pasan por las manos del arqueólogo, procedentes de las excavaciones.  Como norma, lo mejor es realizar la mínima limpieza posible hasta conseguir una lectura del objeto. No importa que queden restos de concreciones o adherencias sobre su superficie, si no dificultan su lectura y plena compresión.
Hoy mostramos un ejemplo práctico, sobre una pulsera neolítica encontrada en La Araña, en la mítica cueva de Hoyo de la Mina, que fue depositada como parte del ajuar de un muerto, y después fue cubierta por una costra estalagmitica a lo largo de miles de años. El arqueólogo pudo hacer una lectura correcta del objeto, sin necesidad de eliminar totalmente la costra que la cubría, que aportó una gran información en el tipo de rito, y las características del espacio de inhumación.  Mostró (junto con los demás restos) que el cadáver no fue enterrado, sino depositado sobre el suelo de la cueva, debajo de  estalactitas, que con sus goteos fueron  cubriendo a cadáveres y ajuares con capas de calcita. Too un mensaje que no hay que desdeñar.
Yacimientos Arqueológicos de La Araña.
5-8-2018


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