martes, 22 de octubre de 2013

¡QUE NO ES MORA, NO! Torre Vigía de la Araña

¡QUE NO ES MORA, NO!


Hoy les mostramos a nuestra querida torre vigía de La Araña, situada en el pequeño cabo de Punta Palomas, por lo cual ha sido denominada desde su construcción como Torre de las Palomas. Este bien cultural está a pocos metros del Centro de Interpretación de las Cuevas de La Araña, y aunque lo que se expone en nuestro Centro versa sobre la Prehistoria de la zona, existen otros bienes culturales en el territorio que van desde los púnicos, romanos, medievales, modernos y contemporáneos que no abordamos, pero que son parte integrante de nuestra cultura. Uno de estos restos es la Torre Vigía, que casi todo el mundo que nos visita suele interesarse y preguntar a menudo de que fecha es la “torre mora”, siguiendo un sentimiento popular extendido en la Península Ibérica, de que todo lo antiguo es moro. Basta recordar cuantos dólmenes han sido referidos por los lugareños como “tumbas del moro”. Pues bien ¡nuestra torre no es mora!.
Fue construida por Francisco Vázquez en 1574, en tiempos de Felipe II, cuando el Imperio Español estaba en pleno auge en todo el Mundo. Su misión era, junto con otras muchas torres costeras, la de vigilar y defender el litoral de los frecuentes incursiones berberiscas del Norte de África. Tanto de día como de noche existían señales convenidas entre las distintas atalayas, en caso de presencia hostil, a las que acudían los 15 ó 20 miembros a caballo, situados estratégicamente cada ciertos tramos. Tenia una dotación de 4 ó 5 hombres y uno o dos cañones. No posee puerta, y había que subir a ella por una escala, que era retirada una vez subidos los atalayas o vigilantes.
Su misión fue fundamental, ya que tras la conquista de Málaga por los Reyes Católicos, la costa había quedado bastante deshabitada, tras la huida hacia La Axarquía de muchos de los moriscos que la habitaban, siendo por lo tanto vulnerable a las incursiones piratas en el antiguo Reino de las Españas. Nuestra anciana Torre sufría el desgaste de los años, por lo que tuvo que ser restaurada en 2008. Emanaba, no obstante, la serenidad que se desprende del deber cumplido, y que parece impregnar tanto a las personas como a los edificios que han resistido al tiempo y han pasado a ser parte de nuestra cultura. Nuestra Torre – de todos los andaluces y españoles – merece un respeto, pese a que algunos desaprensivos hayan destruido la iluminación exterior instalada recientemente.
Hoy queremos hablar de ella, pese a no ser prehistórica, porque es también uno de nuestros bienes culturales, que ha ocupado un lugar en nuestra historia, y tiene sus propias señas de identidad.
Yacimientos Arqueológicos de La Araña.


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