EL CAMBIO DE PARADIGMA
EN EL NEOLÍTICO EN GENERAL Y EN LA ARAÑA EN PARTICULAR
Nos ha costado millones
de años llegar a donde estamos, en nuestra lenta evolución como especie. Ha
sido una evolución tanto física como tecnológica y cultural. En la Prehistoria
el presente siempre estuvo marcado por las profundas raíces del pasado. El hilo
conductor estuvo condicionado por la supervivencia del grupo, y nuestra
capacidad de aprendizaje para seguir avanzando, acumulando conocimientos y
herramientas para sobrevivir y organizar la existencia de las distintas
sociedades prehistóricas. Nuestra condición de omnívoros nos obligó a
organizarnos como cazadores-recolectores, y fijó un paradigma de conducta
bastante continuista, a la hora de acometer nuestra existencia. Desde que
inventamos las primeras herramientas, hace algo más de dos millones y medio de
años, hemos tenido que transitar por los larguísimos milenios del Paleolítico,
funcionando como cazadores-recolectores.
El paradigma cambió con la llegada del Neolítico, cuando nos convertimos
en ganaderos y agricultores, que coincide en el tiempo con el cambio climático,
cuando termina la última glaciación Würm y comienza la época cálida del
Holoceno, hace apenas 10.000 años. Fue
una autentica revolución, ya que la Humanidad comienza por primera vez a
producir sus propios alimentos, y en el breve espacio de dos o tres milenios
vamos sustituyendo los viejos hábitos de cazadores-recolectores por los de
ganaderos y agricultores. Dos o tres mil años puede parecer mucho tiempo, pero a nivel de
cambio de paradigma en Prehistoria es casi un paroxismo, que afecto a casi
todos los hábitos ancestrales. Cambió la economía, las viviendas (al ir
sustituyendo las cuevas por las aldeas que nos hicieron sedentarios y
urbanitas), aparecieron nuevas herramientas (hoces, hachas pulidas…) y avances
como la cerámica y los tejidos, que nos permitieron almacenar y tener otras
vestimentas. Todo un corpus de aspectos revolucionarios, que incidió también en
la organización social y en la propia cultura del grupo. Al final del Neolítico
comienza a romperse la sociedad igualitaria del pasado, hecho que se consolida
en la etapa siguiente el Cobre, con la emergencia de las élites dominantes sobre
el grupo, a través del acumulo de riqueza y poder. Es la recta final que nos ha
traído a donde estamos. Somos una Sociedad de inercia. Cuesta mucho cambiar de
paradigma, incluso en la industria. El objetivo de la Prehistoria no es el
estudio de objetos antiguos, sino el estudio de las sociedades de nuestra
especie en su largo transitar por el pasado. Es así… ¡Tenemos élites para rato!
Hoy compartimos dos
vasijas del neolítico de La Araña. Son dos globulares con cuello de botella,
fondo curvo y tres asas, ambas decoradas en cuerpo y cuello. Fueron diseñadas
para estar colgadas. La primera, más pequeña, pertenece al Neolítico Antiguo.
La segunda pertenece al Neolítico Medio, cuando ya hay más necesidad de
almacenamiento, y tienen que aumentar la capacidad de las vasijas. El mayor
peso a soportar hizo que las tres asas se hicieran dobles. Ha perdido ya la
delicadeza de los primeros tiempos, para convertirse en un mero instrumento de
almacenaje. A pesar de ello, guarda muchas reminiscencias del pasado. Cuesta
mucho cambiar de paradigma, incluso en los objetos. En fin… deseamos que os
gusten.
Yacimientos
Arqueológicos de La Araña. 24-4-2020.
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