martes, 24 de septiembre de 2019

HOY LAS CUEVAS DE LA ARAÑA CEDE SU VOZ A UNA NIÑA: GRETA THUMBERG


HOY LAS CUEVAS DE LA ARAÑA CEDE SU VOZ A UNA NIÑA: GRETA THUMBERG
Normalmente venimos mostrando aspectos del pequeño territorio de La Araña, del gran Patrimonio prehistórico que encierra, de su investigación, y de la lucha por proteger y preservar a los propios yacimientos y su entorno, como legado común para las generaciones venideras. Este empeño ha despertado interés en los cinco continentes, con más de medio millón de visitas al año en todo el Mundo, a las que estamos agradecidos, por su interés por este pequeño territorio andaluz, y por nuestro esfuerzo.
Hoy, en cambio, no hablaremos de La Araña. Cedemos nuestra voz a una adolescente, casi una niña. Nos referimos a Greta Thumberg, nacida en las frías tierras del Norte de Europa, que sin embargo ha traído calor a nuestros corazones. Ante un Mundo domesticado por los intereses económicos, y justificado por los propagandistas del sistema, hemos visto a una niña que está luchando por esta casa común que se llama Tierra, y que es la única que tenemos para el desarrollo de la Especie Humana, por encima de sistemas políticos y económicos, y de servilones que justifican lo injustificable, con tal de seguir sacando provecho de una situación injusta. Frente a esta casposa realidad, hemos seguido con interés la rebeldía de una niña, cruzando en un velero el Atlántico, para denunciar las tropelías realizadas contra el Medioambiente, y enfrentarse emocionada a los poderosos en la ONU, para defender al Planeta, que entre todos nos estamos cargando. Cuando una niña, que debería de estar en la escuela aprendiendo, nos lanza un mensaje tan autentico y emocionado, algo estamos haciendo mal los Humanos Modernos. Su mensaje tiene un efecto balsámico, y muestra que podemos tener fe en nuestros jóvenes. A pesar de una educación competitiva y disolvente (que les convierten en competidores y enemigos a abatir a la hora de conseguir un trabajo, una posición, y por lo tanto de su supervivencia en este mundo tan reglado), el mensaje de Greta es otro, bastante ancestral: la solidaridad. No es un concepto que haya resultado fácil ni gratis a la Humanidad, pero es el que nos ha permitido llegar a ser la especie dominante sobre el Planeta. Hemos tenido que pagar un alto precio por él, a lo largo de nuestra propia evolución como especie, a través de la noche de los tiempos. En el principio la solidaridad estaba restringía a la familia, al grupo consanguíneo más inmediato, y en su defensa se podían cometer todo tipo de acciones, por  heroicas y crueles que fueran. Cuando el concepto y los valores se fueron ampliando, desde el clan hasta la nación, los aspectos consanguíneos y étnicos fueron poco a poco sustituidos por factores económicos y culturales. En este largo proceso, los valores económicos se han ido imponiendo de forma irremisible, y como una consecuencia inevitable, el poder de organización y control de los grupos humanos. En este tiempo de la Aldea Global, el control se ha extendido a nivel planetario, a nivel de los grandes bloques económicos y de influencia. Parece que estamos condenados a sufrir sus imposiciones, en un destino del que es imposible escapar. Frente a esta situación desesperanzadora y de sumisión, el ejemplo de una niña ha venido a golpear nuestras conciencias como individuos, y a despertar sentimientos ancestrales, aplicados a nuestro tiempo. En un mundo globalizado, el grupo es la Humanidad, y el territorio es el Planeta, y hay que defenderlo con el mismo esfuerzo y ferocidad con que se defendió en el pasado durante milenios, ya que es lo que tenemos como territorio para desarrollar nuestras vidas. Es lo que está haciendo en estos días una niña, que denuncia lo que estamos haciendo mal para el grupo (esta Humanidad tan egoísta que hemos construido), y para el territorio (este Planeta que podemos llegar a hacerlo inhabitable, si nos empeñamos).
Aunque estas palabras servirán de poco, el ejemplo de Greta nos da esperanza de que no todo está perdido. Mientras existan niños como ella, jóvenes como ella, adultos como ella, que defiendan ideas como las suyas, el viejo y ancestral concepto de la solidaridad seguirá vivo. Seguirá ayudando a construir un Mundo mejor y más cohesionado, en su perpetua lucha con el Mundo disolvente del egoísmo, que también es ancestral, pero que nunca construyó nada positivo. Por eso hoy no hemos querido hablar de La Araña, y hemos querido hablar de una niña que nos ha reconfortado a nosotros mismos como parte de nuestra propia especie de Humanos Modernos, y nos ha despertado sentimientos ancestrales.
¡Gracias por ello Greta!
Queremos compartirlo.
Yacimientos Arqueológicos de La Araña.
24-9-2019.




     

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