HOY LAS CUEVAS DE LA
ARAÑA CEDE SU VOZ A UNA NIÑA: GRETA THUMBERG
Normalmente venimos
mostrando aspectos del pequeño territorio de La Araña, del gran Patrimonio
prehistórico que encierra, de su investigación, y de la lucha por proteger y
preservar a los propios yacimientos y su entorno, como legado común para las
generaciones venideras. Este empeño ha despertado interés en los cinco
continentes, con más de medio millón de visitas al año en todo el Mundo, a las
que estamos agradecidos, por su interés por este pequeño territorio andaluz, y
por nuestro esfuerzo.
Hoy, en cambio, no
hablaremos de La Araña. Cedemos nuestra voz a una adolescente, casi una niña.
Nos referimos a Greta Thumberg, nacida en las frías tierras del Norte de
Europa, que sin embargo ha traído calor a nuestros corazones. Ante un Mundo
domesticado por los intereses económicos, y justificado por los propagandistas
del sistema, hemos visto a una niña que está luchando por esta casa común que
se llama Tierra, y que es la única que tenemos para el desarrollo de la Especie
Humana, por encima de sistemas políticos y económicos, y de servilones que
justifican lo injustificable, con tal de seguir sacando provecho de una situación
injusta. Frente a esta casposa realidad, hemos seguido con interés la rebeldía
de una niña, cruzando en un velero el Atlántico, para denunciar las tropelías
realizadas contra el Medioambiente, y enfrentarse emocionada a los poderosos en
la ONU, para defender al Planeta, que entre todos nos estamos cargando. Cuando
una niña, que debería de estar en la escuela aprendiendo, nos lanza un mensaje
tan autentico y emocionado, algo estamos haciendo mal los Humanos Modernos. Su
mensaje tiene un efecto balsámico, y muestra que podemos tener fe en nuestros
jóvenes. A pesar de una educación competitiva y disolvente (que les convierten
en competidores y enemigos a abatir a la hora de conseguir un trabajo, una
posición, y por lo tanto de su supervivencia en este mundo tan reglado), el
mensaje de Greta es otro, bastante ancestral: la solidaridad. No es un concepto
que haya resultado fácil ni gratis a la Humanidad, pero es el que nos ha
permitido llegar a ser la especie dominante sobre el Planeta. Hemos tenido que
pagar un alto precio por él, a lo largo de nuestra propia evolución como
especie, a través de la noche de los tiempos. En el principio la solidaridad
estaba restringía a la familia, al grupo consanguíneo más inmediato, y en su
defensa se podían cometer todo tipo de acciones, por heroicas y crueles que fueran. Cuando el
concepto y los valores se fueron ampliando, desde el clan hasta la nación, los
aspectos consanguíneos y étnicos fueron poco a poco sustituidos por factores
económicos y culturales. En este largo proceso, los valores económicos se han
ido imponiendo de forma irremisible, y como una consecuencia inevitable, el
poder de organización y control de los grupos humanos. En este tiempo de la Aldea
Global, el control se ha extendido a nivel planetario, a nivel de los grandes
bloques económicos y de influencia. Parece que estamos condenados a sufrir sus
imposiciones, en un destino del que es imposible escapar. Frente a esta
situación desesperanzadora y de sumisión, el ejemplo de una niña ha venido a
golpear nuestras conciencias como individuos, y a despertar sentimientos
ancestrales, aplicados a nuestro tiempo. En un mundo globalizado, el grupo es
la Humanidad, y el territorio es el Planeta, y hay que defenderlo con el mismo
esfuerzo y ferocidad con que se defendió en el pasado durante milenios, ya que
es lo que tenemos como territorio para desarrollar nuestras vidas. Es lo que está
haciendo en estos días una niña, que denuncia lo que estamos haciendo mal para
el grupo (esta Humanidad tan egoísta que hemos construido), y para el
territorio (este Planeta que podemos llegar a hacerlo inhabitable, si nos
empeñamos).
Aunque estas palabras
servirán de poco, el ejemplo de Greta nos da esperanza de que no todo está
perdido. Mientras existan niños como ella, jóvenes como ella, adultos como
ella, que defiendan ideas como las suyas, el viejo y ancestral concepto de la
solidaridad seguirá vivo. Seguirá ayudando a construir un Mundo mejor y más cohesionado,
en su perpetua lucha con el Mundo disolvente del egoísmo, que también es
ancestral, pero que nunca construyó nada positivo. Por eso hoy no hemos querido
hablar de La Araña, y hemos querido hablar de una niña que nos ha reconfortado
a nosotros mismos como parte de nuestra propia especie de Humanos Modernos, y
nos ha despertado sentimientos ancestrales.
¡Gracias por ello
Greta!
Queremos compartirlo.
Yacimientos Arqueológicos
de La Araña.
24-9-2019.
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