De los muchos restos que aparecen en los
estratos arqueológicos, los restos orgánicos son todo un filón de información.
Ellos nos permiten adentrarnos en la alimentación de los grupos, otras veces
son soportes sobre los que se grabaron o tallaron elementos artísticos, se
fabricaron armas, o como mera materia prima para dataciones, o para obtener
ADN, o para adentrarnos en sus pautas etológicas…o simplemente se fabricaron
adornos. Para este último uso el hueso y las conchas son los que mas evidencias
nos proporcionan, y más alegrías suelen dar a los investigadores/as que se
dedican a desentrañar la
Historia de la
Humanidad durante el oscuro y largo periodo de la Prehistoria. Las
conchas marinas son una constante en cuanto
a los adornos de La Araña ,
generalmente de conchitas pequeñas de distintas especies no gastronómicas, aunque
a veces los propios restos de comida pueden convertirse en adornos. Hoy les
mostramos una de estas conchas, cuya especie era un manjar entre su alimento
habitual durante el Paleolítico Superior y postpaleolítico, pero que podía
tener otro segundo uso como colgante, mediante la practica de un orificio para
pasar el fino cordel. Otras veces las recogían en la playa con el agujero hecho
por el oleaje, suavizado por la erosión marina. Deseamos que os guste.
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