Uno de los problemas con que
frecuentemente se encuentran los arqueólogos en todas partes del Mundo, es la
reutilización de los mismos hábitats por distintos grupos separados en el
tiempo. Si el periodo ha sido breve, el arqueólogo tiene suerte, ya que se
puede encontrar con un cierto continuismo, tras un corto espacio de abandono.
Si el grupo pertenece a la misma cultura o son los mismos que antaño
estuvieron, la suerte se acentúa, al igual que la sensación de continuismo
cultural. El problema empieza a tener carta de naturaleza cuando aparece otra
cultura distinta, ya que habrá que indagar la composición territorial de los
grupos, sus posibles interacciones, y su implantación en el tiempo. Si el
periodo de abandono es amplio, con posibles estratos sin registro arqueológico,
o incluso con posibles destrucciones estratigráficas por diversas causas (erosión,
obras, expolios, etc.), el problema puede empezar a ser realmente grave, ya que
pueden haber desaparecido periodos culturales completos del registro, y haber
tenido un proceso de génesis de nuevos estratos mucho mas recientes, sobre los
aun conservados mucho más antiguos. Estos procesos no deseados por el arqueólogo,
que pueden aparecer en cualquier parte, lógicamente también se dan en La Araña.
Hoy les mostramos uno de estos puntos, en
el Complejo del Humo. Se trata del Abrigo 10, durante las tareas de limpieza y
desescombro llevadas a cabo. Este yacimiento fue ocupado por antiguos
neandertales, después por grupos de cromañones, más tarde grupos del Neolítico,
posteriormente ocupaciones romana y medieval, y por ultimo una ocupación
moderna, construyendo incluso una casa, que tras su posterior ruina fue
utilizada como aprisco de cabras.
Cuando el equipo de arqueólogos llega al
yacimiento, se encuentra con graves alteraciones estratigráficas, realizadas
probablemente durantes distintas épocas y por diversas causas, incluidas
antiguas y anónimas excavaciones. El resultado es un gran paquete de revuelto,
donde aparecen mezclados objetos del Paleolítico Medio y Superior, del Neolítico,
de las épocas romana y medieval, y otros más modernos y contemporáneos, todo
ello sobre un sustrato estratigráfico de los niveles del Paleolítico Medio de
los neandertales, que aun se conservan. Ha desaparecido, por lo tanto, gran
parte de la secuencia estratigráfica, pero otra parte aun se conserva “In situ”,
que sigue acreditando a este hábitat como yacimiento de Primer Orden, y que
será el objeto de futuras investigaciones. Del montón de escombros que cubre a
los antiguos niveles intactos lo máximo que se ha logrado extraer es la constatación
de la ocupación del sitio durante distintos periodos, y cuando los objetos son
lo suficientemente significativos, poder adjudicarlos a determinadas culturas
(magdaleniense, Neolítico, etc.).
¡Cuanta importancia tiene en Arqueología
el que los estratos se encuentren intactos y la contextualización de los
restos! Es algo que a veces cuesta comprender a los que no están inmersos en el
mundo de la Arqueología ,
y para los que los objetos siguen teniendo un cierto halo mágico, aun cuando
están descontextualizados. Para el arqueólogo esta situación se suele traducir
en lamentos. ¡No sirven para nada, pero se consuelan!
Yacimientos
Arqueológicos de La Araña.
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