En la Prehistoria , sin
documentos escritos que nos cuenten lo que pasó, los estratos son las páginas
del libro de la Tierra ,
donde está escrita la
Historia de la
Humanidad en un tiempo sin alfabetos ni escritura. Son las páginas
que se van destruyendo a medida que se excavan, de ahí la importancia de que se
lean bien, y que los datos que se obtienen se interpreten correctamente. Y en
este proceso de la investigación, la contextualización es la obsesión y a veces
la pesadilla del arqueólogo. La primera obsesión es que los objetos estén “in
situ”, es decir tal como los dejaron o los perdieron las gentes de la Prehistoria. La
segunda obsesión es poder reconstruir el contexto en que fueron dejados o
perdidos. Este dato es de extrema importancia. El mismo objeto en un contexto u
otro puede tener un significado distinto, y por lo tanto su interpretación puede
ser diferente. Un buen ejemplo son los objetos encontrados en los
enterramientos. Podemos encontrar un cadáver del Neolítico que fue enterrado
con un collar de cuentas circulares en torno a su cuello y tres pulseras de
piedra en sus muñecas. Tras los largos milenios transcurridos, desaparecidas
las partes blandas y los vestidos, el arqueólogo se encontraría con un
esqueleto, con una concentración de cuentas circulares a la altura de las vértebras
cervicales y tres pulseras de piedra circundando lo que fueron sus muñecas. La
posición del cadáver, las cuentas de collar y las pulseras indican que el
enterramiento está “in situ”, y hay que estudiar e interpretar los datos. En
principio no podemos saber que tipo de vestimenta llevaba cuando fue depositado,
ya que ha desaparecido. El collar y las pulseras pueden indicar al menos lazos
de respeto y afecto, ante la cuidadosa deposición del cadáver y porque le
inhumaron con sus mejores joyas. No podríamos
deducir mucho más. ¿Pero que pasaría si el contexto en que aparecieron los
mismos objetos hubiera sido otro?. Por ejemplo, las cuentas del collar aparecen
en torno al cuello - lo cual significa que formaba parte del atuendo mortuorio
– pero las pulseras aparecen juntas depositadas a los pies del cadáver, lo cual
significa que no formaba parte de la vestimenta fúnebre, pero si tenían un
sentido en el contexto del rito funerario. Las pulseras a los pies del cadáver
se significan como ajuar, es decir, como parte de presentes para la otra vida,
hecho que introduce un aspecto mágico-religioso y una cosmogonía del “mas
allá”, donde el muerto necesitará sus objetos mas preciados para una existencia
feliz. Es decir, estamos hablando de creencias, en definitiva de religión. Pues
bien, este es el caso de nuestro hipotético muerto, que es real, y que
actualmente estamos estudiando, y que por lo tanto está inédito. Se trata de
una inhumación neolítica de uno de los panteones de la zona (Hoyo de la Mina ), donde las pulseras
estaban situadas cuidosamente a los pies del esqueleto. Os mostramos una visión
de las mismas, cuando todavía estaban “in situ”, formando parte de un ajuar más
extenso, antes de ser extraídas de la tierra, con toda la fuerza del mensaje
cosmogónico que encierran. Esperamos que os gusten.
Yacimientos
Arqueológicos de La Araña.
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