Cuando nos adentramos en los
teóricamente mejor conocidos periodos culturales del Paleolítico Superior, se
evidencia lo mucho que desconocemos de nuestro pasado, y se manifiesta de forma
palmaria los intentos de la
Ciencia por adentrarse en los entresijos de lo desconocido, y
de la discrepancia de los propios investigadores a la hora de interpretar los fríos
datos, que suelen terminar decantándose en “escuelas”, o como mínimo en
opciones mas o menos lógicas…y a veces no tanto, según la propia objetividad y sentido
común de cada investigador. En plan coloquial se suele hablar de los
“Auriñacienses”, los “Solutrenses”, etc, referidos a los grupos humanos que
desarrollaron tal o cual cultura, lo cual a veces emana la sugerencia en el
lector de que subyace una intención antropológica del uso del termino, cosa que
siempre nos ha parecido un autentico disparate, sobre todo cuando se trata de
yacimientos que pueden encontrarse a miles de kilómetros de distancia, y a
menudo en ecosistemas completamente distintos. Siempre hemos pensado que con
frecuencia, más que las personas, se han expandido las ideas y las tecnologías,
sin negar por esto la propia movilidad de los grupos. Lo que si parece cierto,
es que tanto las tecnologías como las tipologías casi siempre terminan llegando
a casi todos los sitios. En ese sentido, nunca hemos entendido las en ocasiones
vivas polémicas desatadas entre investigadores, cuestionando si en tal
yacimiento existe o no tal o cual cultura, en base a que no se adecue
completamente al yacimiento que dio nombre al periodo cultural, a pesar de que
comparta otras muchas cualidades comunes (modos de vida, tecnologías, tipos,
fechas mas o menos próximas, etc.). En este sentido, pensamos que cada vez debería
de ir prosperando la idea de que las diversas tecnologías se expanden
impregnando a las utilizadas por los grupos mas cercanos, que las incorporan y
las adaptan a su propia indiosincracia, con lo que será muy difícil encontrar
culturas “Auriñacienses”, “Solutrenses”, etc. iguales, y esta realidad se irá
acentuando a medida que nos vayamos alejando del centro de origen.
En La Araña , como en otros muchos
yacimientos, aparecen diversos periodos culturales, a los que habían llegado
las influencias tecnológicas, tipológicas y artísticas, que evidentemente
fueron absorbidas por los grupos del territorio, y a juzgar por las fechas que
nos dan, arrancarían desde el comienzo del Paleolítico Superior. Hoy les
mostramos un raspador carenado, con un frente prácticamente vertical, por lo
que apenas se notan los retoques en la fotografía. Esperamos que os guste. Yacimientos
Arqueológicos de la Araña.
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