LA ILUMINACIÓN EN LA PREHISTORIA
DE LA ARAÑA (MÁLAGA, ESPAÑA)
Las cuevas han sido espacios ancestrales
para los humanos, desde tiempos remotos.
Las cavernas han ejercido de refugios ocasionales, hábitats más o menos
estables de nuestros antepasados, y a menudo de última morada tras la muerte,
funcionando como panteones para el descanso eterno. En todos estos usos,
siempre ha existido un elemento necesario para los grupos que accedían a ellas:
la iluminación. Como conseguirla ha debido ser todo un reto de inventiva y
recursos, dada la versatilidad del ser humano.
Las propias hogueras fueron puntos emisores de luminosidad, al tiempo
que ofrecían calor, y se preparaba el asado de los alimentos. Piñas y palos resinosos, parcialmente
quemados, sugieren antorchas para transitar por la oscuridad, posibilidad que
se refuerza ante los manchones negros del techo y paredes, por el roce
ocasional de las teas. Otros restos aparecidos en las excavaciones o en las
cuevas dan más seguridad sobre algunos modos de iluminación. Uno de los más
seguros son las lámparas de grasa fijas -
pequeños hoyos artificiales en espeleotemas y rocas - con vestigios de
carbón en el fondo, como resultado de las mechas vegetales que hicieron arder
el sebo o el tuétano para iluminarse. Otras veces las lámparas podían ser
portátiles, lo que les permitía ir por la caverna. A veces las lámparas
portátiles se situaban en sitios fijos, en pequeños nichos cuyo techo quedaba
ennegrecido con el tiempo.
En La Araña tenemos ejemplos de algunos
sistemas de iluminación. Uno de los más abundantes lo componen las conchas
utilizadas como lámparas de grasa, requemando los bordes las mechas vegetales.
Entre las conchas, las más corrientes son las peregrinas.
Hoy compartimos algunas de las
conchas con los bordes requemados, pertenecientes al Neolítico. Antiguos
candiles, antiguas lámparas…en fin, luz con que romper las tinieblas de las
cavernas e iluminar los pasos de nuestros antepasados prehistóricos.
Deseamos que os gusten.
Yacimientos Arqueológicos de La
Araña.
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